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lunes, 31 de mayo de 2010

EL ALMA HUMANA (ALLAH)


EL ALMA HUMANA

Allah El Altísimo dice en el Sagrado Corán (15: 26-29) que cuando Él creó al hombre de barro y le dio la hermosa forma de un ser humano y lo hubo completado, ÉL SOPLÓ EN EL HOMBRE SU PROPIA ALMA.

Esto es lo que nos hace ser Su mejor creación, todo un universo, un microcosmo conteniendo toda la creación, casi una divinidad, PERO MORTAL, a pesar de que somos bendecidos con algo dentro que es inmortal, eterno. ¿Podemos identificar el "alma" ? ¿Podemos tocarla, verla, sentirla? ¿Dónde está dentro nuestro? ¿Qué nos hace?

Encontramos una excusa para decir porque no podemos entender el alma. El mismo Allah El Altísimo nos dice dirigiéndose a Su más amada creación, nuestro Maestro, (saws), que si ellos(nosotros) le preguntan acerca del alma el debe decir que: "El alma está bajo las órdenes de nuestro Señor, y que es poco el conocimiento que se nos da sobre esto..." (17:85)

Pero nuestra alma es la única conexión que tenemos son nuestro Creador, que ha venido de Él y va a retornar a Él. Y se nos dice: "Aquel que se conoce a sí mismo (su alma) conoce a su Señor" Entonces debemos buscar. Debemos entender aun si "es poco el conocimiento que se nos da sobre esto."

¿Hizo acaso nuestro Creador a Adán de "greda de barro negro" como una vasija donde luego derramó su alma dentro de esta vasija? ¿Fue Adán un recipiente que contiene y el alma aquello que contiene? Esta analogía no concuerda, pues la carne es creada pero la divina alma no lo es. Más aún, los hijos e hijas de Adán (as) son hechos de Nufta, la célula embrión humana en los úteros de nuestras madres, que crece, cambia de forma, se marchita y se desintegra. También se nos dice que el Divino Espíritu en cada uno de nosotros es un "Todo" indivisible. ¿Cómo puede ser partido en pedazos, con una pequeña porción colocada en cada ser humano?

Los que saben dicen que la existencia del alma en un ser creado necesita la existencia de una capacidad, una receptividad en ese ser. Sin esta "receptividad" de aceptar el alma, no podríamos tenerla. El alma es una luz. Y la receptividad, la habilidad de ser encendida, iluminada con el alma humana, se asemeja a una mecha en una lámpara de aceite. La lámpara es el cuerpo, una manifestación de los Divinos Atributos ya Khaliq, ya Bari, ya Musawwir: el Creador, el Hacedor, el Formador. El aceite es la vida, un regalo y la manifestación del Divino Atributo ya Hayy, el Siemprevivo. Dentro de toda la creación, esta mecha un regalo único dado solo a los seres humanos es: Akl, la inteligencia, una manifestación de los Divinos Atributos de ya Nur, la luz y ya Alim, el Conocedor.

Para encender esta lámpara del ser humano, la mecha debe tener la capacidad de absorber el aceite de las experiencias y los misterios de la vida. La inteligencia humana debe absorber conocimiento. Si no lo hace , no puede prenderse.

Cuando Allah El Altísimo dice Nafahtu: "Sople dentro de el" es como si Su siempre existente Nur, la Divina Luz, toca la receptiva inteligencia humana y enciende la luz del alma humana. La inteligencia que no entiende, que no sabe, no tiene la capacidad de recibir el alma eterna. Es por esto que nuestro Maestro. El Amado de Allah (saws) dice: "Aquel que no tiene inteligencia no tiene fe o religión."

El alma no está dentro nuestro como el agua en un vaso, o como conocimiento que entra en nuestra memoria o mente. Es como la luz del sol reflejada en una ventana al atardecer, o una imagen reflejada en un espejo. Pero si el espejo está sucio, no se verá nada en él.

¿Cómo se manifiesta la luz del alma en nosotros? Es lo que nos hace ver, escuchar y oler, pero no de la forma en que comúnmente percibimos las cosas. La iluminación del alma debe hacernos ver la verdadera realidad, incluso hacernos ver a nuestro Señor, de la manera en que Hd. Ali (ra) que decía: "Yo no adoro a un Dios que no veo." Y por cierto que lo adoraba intensamente. O como Hd. Omar (ra) que vio desde Medina en peligro de ser emboscado al ejército Musulmán que estaba lejos en Persia, y gritando ¡Retrocedan a las montañas! fue escuchado. O como los benditos compañeros del Profeta (saws) que escuchaban las rocas y las plantas saludar al Amado de Allah (saws). Y como el mismo Profeta (saws) que sintió el perfume de Hd. Uways al Karani (ra) tiempo después de haberse ido y dijo: "Siento la presencia de un amigo." Y más aún al mirar en los ojos de Hd. Aisha (ra) quien había visto a Uways, lo vio a él en sus ojos.

Si tenemos un alma, debiéramos ser capaces de conocernos a nosotros mismos, y en este conocimiento conocer a nuestro Señor.

Como en esta analogía de la lámpara de aceite, cuando es usado el aceite de la vida, la luz del alma se apaga. ¿Cuándo el alma deja el cuerpo, donde se va? Regresa donde siempre estuvo.

HISTORIA PARA ENTENDER UN POCO MÁS EL ALMA HUMANA


Un amigo me dijo hace poco que había, por último, en la mediana edad, que se encuentra su alma gemela. Era una mujer que apenas conocía, pero estaba dispuesto a dejar todo para estar en su esfera. Con los ojos vidriosos, describió la forma en que eran especiales, destinados a encontrarse, y que en las próximas juntas le hicieron toda otra.

Era difícil no reírse de pronunciamiento de mi amigo de las almas errantes que chocan entre sí, porque la mayoría de los adultos son a largo pasado que tipo efímera del amor y la manera en la dura realidad de vivir el día a día con alguien, no importa la condición de su alma .

Pero mi amigo se siente alentada por el descubrimiento por arqueólogos de la Expedición Neubauer de el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago de una losa de piedra con una inscripción que confirma que las personas como él han sido en la idea de un alma por un tiempo muy largo .

La losa o estela, fue recuperado de una ciudad llamada la Edad de Hierro Sam'al en Turquía. Data de alrededor del siglo octavo aC En el 800-libras, pieza de un metro de altura de la roca era una foto de una incisión de un hombre, las palabras fallecido, que supuestamente fue incinerado, y que explica que el alma de este hombre ahora residían dentro de la losa.

"EL ALMA NACE ENAMORADA"


El alma humana nace enamorada. Pero no ve al amado de quien está enamorada, y como hay un reflejo de ese amado en todo lo creado, uno desde que nace tiende a abrazar todas las cosas. El niño tiende sus braacitos ávidos hacia todo lo que ve, y quiere llevar a la boca todo lo que toca, y todo lo que quiere tocar y tragar. Después cuando crece se abraza a sus juguetes, y ya hombre continuará siempre abrazado a todas las cosas. Pero no se sacia nunca, porque lo que uno abraza no es Dios: a no ser que uno un día se desprenda de las cosas y abrace a Dios

ESPIRITUALIDAD DEL ALMA


Decimos que una substancia es espiritual cuando posee facultades inorgánicas; es así que el alma humana posee facultades de tal especie, luego el alma humana es espiritual.

No podríamos formarnos idea exacta de lo que es la naturaleza del alma humana sin fijar la atención en las operaciones realizadas por sus mejores potencias, cuales son el entendimiento y la voluntad.

Tales operaciones revelan claramente la excelencia del principio de quien proceden, pues como dice Santo Tomás: «La operación de una cosa demuestra o manifiesta la sustancia y ser de la misma, puesto que cualquier agente obra en cuanto es tal ente o ser, y la operación propia de una cosa es conforme y consiguiente a su naturaleza propia.»

Ahora bien, las operaciones admirables del entendimiento y de la voluntad se ejecutan por un modo superior e independiente de la materia, significándose con esto que proceden de facultades inorgánicas; y las facultades, a su vez, revelan que el principio o agente de quien ellas son instrumentos posee una naturaleza espiritual, guardando así proporción necesaria, según el principio racional antes citado, con el carácter de sus operaciones.

Consiste, pues, la espiritualidad del alma en poseer esta substancia simple, condiciones por las cuales es capaz de existir y obrar por si misma, con independencia de la materia.

Ciertamente el alma es principio de facultades de todo punto incompatibles con las condiciones propias de la materia. Las potencias superiores, entendimiento y voluntad, son fuerzas que suponen una actividad, que contrasta con la inercia propia de la materia; y si se quisiera suponer lo contrario, no sería posible atribuir a los cuerpos dominio sobre su actividad, a diferencia de lo que acontece en el alma, la cual, valiéndose de la voluntad, se determina a sí misma variando los modos de obrar y hasta puede suspender la acción. (1)

La libertad que la voluntad muestra en la producción de sus actos solo puede convenir a una substancia espiritual, porque el apetito racional, en sus movimientos propios, se ha de inclinar, por tendencia de su naturaleza, hacia los objetos que la posean idéntica, y siendo espiritual el objeto que sirve de término a la aspiración constante del alma, claro es que su naturaleza es igualmente espiritual.

Acredita tal verdad el hecho constante de que el alma obra con mayor vigor siempre que se relaciona con objetos del orden espiritual, y se aparta de la mezquina esfera del orden corpóreo, marcándose así no solo la existencia de una doble naturaleza, sino la oposición entre ellas y el predominio de la superior o espiritual.

El entendimiento llega, por medio de sus admirables funciones, al conocimiento de innumerables objetos que no obran ni pueden obrar sobre los órganos de los sentidos. Las operaciones del alma, que ostentan el carácter de universalidad, significan que la intelección es espiritual; luego espiritual es el alma, como sujeto del entendimiento.

Que la intelección es acto espiritual se demuestra porque, si así no fuera, habría de consumarse por medio de órganos o instrumentos materiales, y su acción no traspasaría jamás los límites de lo sensible y singular. Sabemos, por propia experiencia, que el entendimiento conoce objetos que pertenecen a un orden superior, tales come los conceptos de causa, verdad, justicia, virtud, belleza, armonía, relación, etc.; que discurre acerca de la naturaleza de los seres absolutamente espirituales; que se eleva hasta descubrir la necesidad de la existencia de un ser eterno, absoluto y perfectísimo, y que cuando así obra, no sólo el cuerpo es ineficaz e innecesario, sino que es preciso que el espíritu se abstraiga de la acción y de la influencia de las cosas sensibles; luego la facultad productora de tales actos es espiritual, como también le es el alma de quien depende.

Por último, la virtud reflexiva es un excelente privilegio que sólo puede ser propio de lo espiritual; el entendimiento, no sólo está libre de los numerosos obstáculos que dificultan o modifican el ejercicio de la sensibilidad, sino que vuelve sobre sí mismo, y por su mediación el alma conoce sus propios actos. Innegable es la espiritualidad del entendimiento y evidente es la espiritualidad del alma.

Cuantas objeciones han ideado el sensualismo y el materialismo, no han logrado oscurecer y mucho menos destruir la solidez de las pruebas ni la verdad y fuerza de los razonamientos que dejamos consignados.

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miércoles, 26 de mayo de 2010

LA INMORTALIDAD DEL ALMA HUMANA (ANTONIO MILLAN-PUELLES)


El filósofo señala los “argumentos deficientes” de Plotino, Platón o Fichte, entre otros… pero murió antes de exponer su visión.


Antonio Millán-Puelles es sin duda uno de los filósofos españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Fallecido el 22 de marzo de 2005, el presente es un libro póstumo, al que no sólo faltan los retoques que el autor habría querido darle para su publicación definitiva, sino también su segunda parte, en la que, según el plan original, Millán-Puelles expondría su propia argumentación a favor de la inmortalidad del alma humana.

Esto no quita valor a un libro en el que encontramos el rigor y la profundidad filosófica característicos de este gran maestro del tomismo contemporáneo. Escrito en sus últimos meses de vida, el libro aúna el interés vital por el tema de quien lo escribe y el pleno dominio de la argumentación filosófica de un gran maestro.

En esta edición, después de la presentación del editor, José M.ª Barrio Maestre, del prefacio de Alejandro Llano, y de un Prólogo y una introducción del autor, el libro se divide en seis capítulos. Pero a esta división subyace otra tácita: desde el Capítulo I hasta el Capítulo V, el autor pone los fundamentos antropológicos para tratar el tema de la inmortalidad del alma.

Se trata de una lúcida exposición de las líneas fundamentales de la antropología, de inspiración aristotélico-tomista, aunque con originales hallazgos y sugerencias del propio Millán-Puelles. Estos capítulos, de por sí, han hecho que la publicación mereciera la pena.

En ellos se tratan los siguientes temas: los conceptos de vida, muerte e inmortalidad (Capítulo I); el concepto de hombre, a través de sus muchas definiciones (Capítulo II); el concepto de alma (Capítulo III); el concepto de alma humana (Capítulo IV); y la defensa del uso de la expresión “inmortalidad del alma humana”, en discusión con algunas afirmaciones de Josef Pieper (Capítulo V).

La otra “parte” está constituida por el Capítulo VI, en el que expone los que él considera “argumentos deficientes” para probar la inmortalidad del alma. Recorriendo la historia de la filosofía, el autor expone y critica argumentos de Platón, Cicerón y Séneca, Plotino, San Agustín, Descartes, Spinoza, Kant y Fichte, entre otros.

El conjunto es un tratado de estilo y espíritu clásico y tomista sobre la inmortalidad del alma. Una bocanada de aire puro para un mundo intelectual y académico, como el de la España actual, viciado de pragmatismo y relativismo, incluso en ambientes filosóficos.

Es una lástima que los argumentos propios de Millán-Puelles no hayan podido ser expuestos, aunque desde sus bases antropológicas y su inspiración tomista se los pueda de algún modo vislumbrar.

En todo caso se trata de una obra muy recomendable para quien quiera cultivar en su espíritu ideas rectas acerca de la naturaleza humana y su destino. Destino que, esperamos, este importante maestro ya estará disfrutando en plenitud.

La inmortalidad del alma humana
Antonio Millán-Puelles

¿DONDE QUEDA EL ALMA ?


Es evidente que nosotros tenemos unas capacidades muy superiores a las de los animales y que somos capaces de realizar una serie de acciones que nos distinguen radicalmente de éstos. Baste recordar, por ejemplo; la capacidad de filosofar, de decidir libremente ante las cosas, la capacidad de elaborar un complicado lenguaje, el sentido artístico, la sensibilidad religiosa, la capacidad de abstraer, etc, etc... Pues bien, aquellos que sostienen que el hombre es pura materia, tienen que concluir que las capacidades especiales que éste tiene, se explican únicamente por su superioridad genética. Y aquí viene la primera contradicción: a la clase científica le ha llamado poderosamente la atención la poquísima diferencia que existe entre el mapa genético del ser humano y el del reino animal.

Entonces, ¿en base a qué se explica tanta superioridad en nuestras acciones humanas cuando resulta que nos diferenciamos tan poco en lo genético? ¡He aquí un argumento más en el que apoyar la dimensión espiritual del hombre! Evidentemente, el alma es espíritu puro y, por lo tanto, no cabe la posibilidad de percibirla en un análisis genético. Pero podemos deducir su existencia de las acciones espirituales de las que somos capaces.

Por poner un ejemplo, examinemos el fenómeno de la libertad humana. Los científicos han destacado en la presentación del mapa genético que no estamos predeterminados por el genoma; sino que lo genético es un condicionante más, al que hay que añadir el entorno cultural y el medioambiental. Pues bien, partiendo de este dato, estamos reconociendo que en el hombre hay operaciones irreductibles a lo biológico. Mientras que la actuación de los animales está totalmente determinada por sus leyes biológico-instintivas, nosotros tenemos una libertad de actuación que nos permite autodeterminarnos. Somos capaces de optar y elegir, creando así nuestra propia historia. El animal, por el contrario, no se distancia de las cosas ni puede elegirlas.

El recurso a los condicionamientos culturales o medioambientales para explicar la originalidad de la actuación humana, no es de recibo, ya que sería rechazar un determinismo para recurrir a otro. ¿Acaso no es cierto que solemos actuar, tanto dejándonos llevar por los condicionamientos culturales, como oponiéndonos a ellos? Todos conocemos a personas con condicionamientos culturales muy similares, cuyas opciones personales han sido muy distintas.

Por lo tanto, y en resumen, tanto la libertad para autodeterminarse, como otras muchas acciones “espirituales” que el hombre es capaz de desarrollar (artísticas, filosóficas, etc..), demuestran la existencia del alma espiritual.

jueves, 13 de mayo de 2010

LA PRIMERA FOTO DEL ALMA HUMANA



Una operación quirúrgica que se complica, una paciente muerta y una foto misteriosa que ofrece una versión sorprendente de lo que sucedió en el quirófano. De hecho, por primera vez en la historia se consigue plasmar en el papel la imagen del alma humana.
Un suceso fuera de lo normal ha revolucionado al mundo médico y científico, replanteando una vez más la posibilidad de la vida tras la muerte. Todo empezó con una intervención quirúrgica en un hospital de Frankfurt Alemania. La paciente falleció sobre una mesa de operaciones, pero lo insólito del caso vendría un par de días más tarde, cuando una de las fotos tomadas durante la operación reveló la existencia del espíritu de la mujer. Todo esto ha cogido por sorpresa a investigadores y escépticos, ya que la foto existe y muchos han podido verla.


Una operación sin riesgo
Cuando Karin Fischer, un ama de casa alemana de 32 años, ingresó en el hospital Frankfurt para someterse a una operación, estaba muy lejos de imaginar el revuelo y las consecuencias que traería su estancia en el quirófano. De hecho, tampoco sospechaba que eran sus últimos momentos de vida.

La intervención a la que iba a someterse, aunque no era sencilla, tampoco era de alto riesgo; iban a corregirle unas válvulas defectuosas que tenía implantada en el corazón. Pero algo salió mal y una serie de complicaciones hicieron que su corazón dejara de latir tan sólo cuarenta y cinco minutos después del inicio de la operación.

En los controles, el monitor cardiaco señalaba el estado de muerte con una línea recta que recorría la pantalla. Ninguna de las doce personas del equipo vio nada de lo que revelaba la fotografía.

La foto sorpresa:

En el momento de su fallecimiento, Karin se encontraba rodeada de doce personas, todos ellos miembros del equipo de cardiología: médicos, técnicos y enfermeras comprobaron cómo todos los esfuerzos para intentar reavivarla eran inútiles.

El profesor Peter Valentín, director del Departamento de Divulgación Didáctica del hospital, también estaba en el quirófano. En aquella ocasión su tarea consistía en manejar una cámara de fotos. Es muy frecuente que, durante las intervenciones, se fotografíe o se filme la labor de los cirujanos; esto se utiliza luego para la divulgación científica, los archivos médicos y, sobre todo, para las clases universitarias en la facultad de Medicina.

También fue el profesor Valentín quien, pocos días después, tras recoger el carrete en el laboratorio y ver las copias, no pudo contener su sorpresa. Una de las fotografías enseñaba, con toda claridad, cómo una forma humana, difusa y transparente, se elevaba hacia el techo con los brazos abiertos. Era la foto de un espíritu y además, ¡estaba saliendo del cuerpo de la fallecida!

Su primera reacción fue pensar que alguien le había gastado una broma; sin duda los del laboratorio fotográfico con un montaje sorprendente. De manera que llevó la copia a otro laboratorio para que uno de sus expertos descubriera si se trataba o no de un truco.

Peter Valentín no salía de su asombro mientras escuchaba las palabras del experto. ¡La foto era auténtica! Un estudio más profundo y detallado llevaba a la misma conclusión: no había tal montaje, no existía truco alguno.

Además, como si se tratara de una ironía, en la imagen podía verse claramente la pantalla del monitor en el momento en que la paciente expiraba, coincidiendo con el momento en que el espíritu salía de su cuerpo. Nadie había visto nada; el alma es invisible a los ojos humanos. El profesor Valentín decidió consultar el caso con el párroco del hospital, un cura bastante lúcido y poco amante de perder el tiempo con trivialidades.

Su primera reacción fue la de exclamar: “¡Cielo Santo, es un alma humana!”. El cura insistió en divulgar la noticia: por primera vez alguien conseguía fotografiar un alma. Se remitieron copias a muchos centros religiosos de toda Europa, así como a los mayores estudiosos del tema.

La respuesta de la Iglesia fue inmediata: el entonces Papa, SS Juan Pablo II, pidió que se le enviara una foto para estudiarla en los laboratorios del Vaticano. No existe aún una respuesta oficial de la Santa Sede, pero la foto ya fue recibida y los expertos de Roma se encuentran investigando. Sus primeras impresiones son positivas: todo parece indicar que no hay truco y que la foto revela la verdad: un espíritu humano saliendo de un cuerpo que acaba de fallecer.

Esperamos que sea de vuestro agrado!

Un Saludo!